Quiero gritar hasta que se abra mi garganta y salgan diminutas aves de colores
que se escapen al cielo y se integren en su cuerpo.
Quiero dejar de pensar en lo que sigue hasta que el futuro se canse de acecharme,
y que sus ojos de serpiente se sequen (y mirar el proceso),
y poder usarlos de botones en la camisa más vieja de mi armario.
Quiero quitarme los zapatos y caminar descalzo en un jardín enfriado por la luna.
Quiero rebanarte y comerte por secciones.