Tom Waits le canta a Muriel mientras mi cerebro flota complaciente en el whisky que me bebí anoche. Es curioso cómo a pesar de que debería estar sufriendo una resaca impía, desperté de un humor inmejorable.
Ni siquiera los pseudo mensajes patéticos y lastimosamente pretensiosos emitidos por quienes poseen tres neuronas peleadas entre sí, logran sacudir el bienestar adherido a mi reseca piel.
El espejo amaneció de buenas también. Hoy no me escupió en la cara que me estoy volviendo viejo. Que soy tan mal administrador, que hasta la vida se me acaba más rápido que a los demás.
El agua para café ya no soportó más las cosquillas del fuego y comenzó a carcajear burbujas.
Me siento tan bien que lavaré la prensa francesa antes de utilizarla.
sábado, 24 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario