domingo, 29 de diciembre de 2024

Tristedumbre

Si luego de la codificacion sensorial sumerjo al estímulo social en atención profunda, la incómoda y gruesa costra de ruido se desbarata dejando expuesta la belleza intrínseca que todo guarda y, mediante alquimia neuronal, el desasosiego se disuelve en rogicijo.

Empero, como riesgo inherente a todo placer, las fibras más finas de mis alcances ontológico y referencial, como las ramificaciones jóvenes de un árbol, al despuntar suelen rozar a mi tristeza que ha padecido siempre de sueño liviano.

Aprender a tristear. A negarle importancia tanto al estimulo como a la interpretación misma, y asimilar este vaivén emocional como la expresión más pura y palpalble de mi autocomprensión y de mi rancia transgresión consciente a la ley divina.

domingo, 6 de octubre de 2024

Una y otra vez

Sin contemplación no hay razón,

hay albedrío.


Un capricho burlado por el ego, 

que obedece órdenes de todos y de nadie.


Sin reflexión, navegamos a expensas de la ocurrencia. 


Que al timonear mil vientos,

no mira cuando llega al fin del mundo,

y cae al vacío.


Una, y otra, y otra vez...