No encuentro un lugar para sentirme plenamente libre y retozar en mi güeva.
El aire denso de primavera y mi abotargado cuerpo no son capaces de compartir amigablemente en el mismo espacio.
Entre este gas denso, las piedras que cuelgan de mis párpados sin pestañas de tanto resistir y la mal habida cotidianeidad que cada vez que huyo me alcanza como sí yo corriera con las rodillas volteadas, estan convirtiendo mi vida en una película de los años 30 que corre 30 veces más lento; con hartas pulgas que caminan despacito por todos lados, un hermoso silencio, alto contraste y sombreros de muchas formas.
Me entretengo viendo los sombreros pasar. Es lo único que me hace olvidar el sopor de vivir en el umbral de lo consciente y lo que vale la pena.
miércoles, 8 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario