Esta noche estoy destinado a divagar.
Porque esta noche viajaré por carretera, no muchos kilómetros, pero sí los suficientes para gozar al ver de reojo los foquitos del tablero de mi coche, y jugaré a calcular la distancia entre las estrellas y mi cabeza, y me distraeré unos micro segundos para disfrutar de las siluetas de los cerros que como espectros acechan, y apenas se diferencian del cielo que no es negro, sino de un color azul muy obscuro.
Abriré la ventanilla cuando haga frío y tal vez hasta me fume un cigarro.
Esta noche voy a pensar mucho en las cosas que me da miedo pensar cuando estoy en casa, no pondré música en la radio, cantaré mis propias canciones y nadie estará ahí para escucharlas, platicaré conmigo en voz alta y seré feliz al lograr establecer una comunicación plena con el Yo que casi nadie conoce.
Espero que el camino se me haga muy largo.
miércoles, 29 de abril de 2009
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