La vida caminó sorda junto a mi,
muda también.
Pretendió pasar deliciosamente desapercibida.
Sin embargo, nunca me engañó....
percibí en todo momento la frágil y tibia sensación de su presencia,
escuché sus pasos sigilosos,
su respiración contenida,
imaginé sus ojos alertas y embusteros.
Simplemente no me dio la gana prestarle atención alguna.
domingo, 12 de febrero de 2012
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