Disimulo el hambre con una espesa y sórdida necesidad de cafeína.
Es más fácil y barato sorber café que embutirme un cliché con huevos, jugo y fruta.
Además el café de los restaurantes cercanos suele ser aguado e insípido, igual que los cuerpos y las mentes de las camareras.
viernes, 2 de marzo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario