jueves, 8 de julio de 2010

Sueño vacilante

Hoy tuve uno de esos días que parecen sueños vacilantes.

Uno de esos sueños en los que todo cambia de rumbo repentina y drásticamente, y nadie parece notarlo más que el soñante.

Un sueño cíclico que se repite sin tregua.

Donde floto boca arriba en las suaves y tranquilas aguas del desconcierto.

Acostado en un cuerpo de agua impía que me arroja a un vacío que termina en repetición.

Allí estaba yo, itinerante sobre aguas perdidas en la inocencia de su curso.

Y si me muevo, me hundo.


miércoles, 7 de julio de 2010

De Asqueles, Moyotes y Reborujos

Estos días han sido verdaderamente divertidos.

Han sido salpicados fina y sutilmente por cajas de cartón con ojos, perros en desarrollo, gotas de lluvia, sueños de pulseras vivas, bailes ridículos, Dr. Pepper, plantas que escuchan, paisajes mojados, un niño gigante, un hombre que al lado de un moyote pasa desapercibido, burritos mentirosos, pizzas con queso fuerte, sandwiches robados, cine en casa, un libro releído, mojitos que son mojitos, mojitos que no lo son, oficinas con ruedas, espaldas mojadas, la crónica de un taco de pollo secuestrado, malteadas de plátano con chocolate, animales míticos (¿¿Asqueles??), un conductor reborujado y una canción nueva que reclama a la luna como premio y que suena y suena y suena y suena...

viernes, 25 de junio de 2010

Atole

Habíame dado cuenta de que tu ausencia es más densa que el atole.

Una mañana, al salir abruptamente de un sueño profundo y ordinario (en el cual había ciudadanos hormiga conviviendo con la gente, trabajando de cajeros, limpiando parabrisas, dirigiendo equipos de fútbol... en fin, un sueño profundo y ordinario) mis sentidos estaban trabajando a tope y sentí la pesadez abrumadora y asfixiante del vacío, de la ausencia, de tu manera de no ser.

Ya antes sentí algunas veces ese letargo físico envuelto en el desvelo del alma. Ese ínfimo momento de recién despierto que se hiende y por cuyas grietas se filtra la consciencia total de la existencia, la realidad plena, absoluta, desmaquillada y apestosa... así como es.

Empero, ya pasó... ya estoy metido en una oficina tomando café siendo inconscientemente feliz.

lunes, 14 de junio de 2010

Patrocinios Malditos

Hay momentos (laaaaargos momentos) en los que me hundo.

Me cubre una parsimonia natural que me limpia, me desnuda y -paradójicamente- me despierta.

Así, mi yo sin edulcorar disfruta casi hasta la convulsión al contemplar la luz tenue y moribunda que expele el sol por las mañanas cuando está nublado, y si en ese trance de respiración lenta y profunda se atraviesa un sorbo de café cargado, negro y puro, la vorágine arrebata el alma y el cuerpo se queda ahí, inmóvil, con la mirada fija, taciturna, en paz....






-¡¿Qué pedo, qué te pasa?!.- Dice un pendejo mientras pasea su manita torpemente ante mis ojos.

No quiero voltear a ver su rostro, que seguro carga una pesada sonrisa auspiciada por la estupidez.

-Nada, no tengo nada.- Respondo mientras me levanto de la banqueta y entro nuevamente a la oficina.

jueves, 3 de junio de 2010

Despacio

No deja de sorprenderme la relatividad inherente y casi siempre desapercibida que posee el tiempo.

He atravesado parsimoniosamente cinco meses que se antojan como quince si volteo a mirar enero.

Y dentro de ese cubo de segundos lentos y aglutinados (cuyas paredes me rebotan sin lastimarme cuando pego mi nariz en ellas) el último par se estira y pretende parecer siete.

Creo que sucede cuando me visita la muerte o cuando extravío uno de tantos sentidos de la vida. Esta vez perdí el más grande e importante. La búsqueda ha sido lenta y dolorosa pero fructífera. Lo escucho lejos, quedito pero firme.

Ahora sé a dónde voy.

Sigo caminando despacio.

Cada segundo, largo como hora, me regala una ínfima parte de mí que desconocía y me sorprende.

viernes, 28 de mayo de 2010

Sudor dulce

Hoy me encontré en pedazos.

Me sorprendí tratando de pegar las piezas de un espejo hecho trizas en una ciudad que no conozco.

Pude ver mi rostro sin facciones.

Las llaves de la consciencia siguen perdidas.

No he querido probar si el picaporte gira, pues corro el riesgo de que esté abierto.

El calor empaña el alma y suda dulce.

martes, 25 de mayo de 2010

Lost!

Me siento perdido...

¿Alguien me ha visto por ahí?