jueves, 24 de septiembre de 2009

Trinchera inútil

Antes que otra cosa, ofrezco una disculpa por las erratas que se podrán encontrar delante. No las señalo específicamente, debido a que no tengo idea de cuáles vayan a ser.

Estoy escondido. Agazapado en el espacio que se guarda entre mi cama y la pared. Trato de no hacer el más mínimo ruido al teclear. Mas presiento que no tardan en encontrarme. Escucho un bullicio diminuto que se acerca.

He estado tratando de escribir (como siempre) sobre mis traumas y malformaciones mentales, pero durante más de una hora, no he podido hilar más de tres ideas antes de que las manchitas de colores en cautiverio salten al teclado de mi ordenador o se aglutinen en la pantalla y jueguen a no dejarme ver lo que escrib-y-o

hoy,, amaneció el tarro del azúcar tirado bajola mesita de madera de la estancia completamente vqcío. No quedó hi un sglo grano a la vista.¨*!
Alguna vez había pensado,%&/¿qué pasaría si mis partículas de colores en cautiverio tuvieran una crisis de euforia incontenible==)?

He aqupi..la respuestasa...°°!1

martes, 8 de septiembre de 2009

Para mañana

A las diez con siete no he salido de casa.

La mañana es perfecta. Gris, fría y con una fina cortina de lluvia constante y errante.

Mis partículas de colores en cautiverio se quedaron en el hueco que se hace sobre el cobertor entre mis piernas viendo el televisor toda la noche, lo que me provocó la particular, repetitiva y sui géneris pesadilla de ser parte de algunos infomerciales*.

Sonó el despertador. Lo apagué cuatro veces y decidí que hoy voy a disfrutar de la hermosa mañana en pijama, tomando café y con la nariz pegada a la ventana.

Dejaré para mañana las cosas que pude pero no quise hacer hoy.

* A las partículas de colores les gusta ver el televisor por los colores y el sonido, no son fanáticas de los infomerciales en sí.