lunes, 8 de noviembre de 2010

Otra vez la luna

Me incluyo en el reflejo cóncavo perfecto que estampa tu esfera ocular.

Me incluyo en tu piel,
en tus recuerdos.


Me asumo idiota sin cordura,
me bebo la culpa sin gesto aparente.


Mi mente me fustiga,
quiere verme derrotado y suplicante.


Me revuelco entre lo correcto y lo deseado.

Cuando me levanto no me impregna la esencia de nada.


La luna, con su cara blanca, se encargará de juzgar mis actos y, en su momento, me dará la absolución.




¿Necesito absolución?