domingo, 26 de julio de 2009

Autodestrucción inevitable

A veces me siento tan cansado de no hacer nada, que no puedo más que seguir dando tumbos en mi rutina laboral para no quedarme dormido.

Me disfrazo de persona responsable, salgo a la calle, interactúo con extraños como si los conociera y regreso a platicar de lo mismo con el espejo sucio que me ve llegar todas las noches y me insinúa que detrás de él hay una realidad alterna más entretenida, menos ordinaria.

Tengo sed de libros nuevos, de ideas diferentes que desquebrajen mi manera de pensar para volver a construirla.

Quiero terminar conmigo y volver a empezar pretendiendo que es la primera vez que llevo a cabo esta secuencia invariable que me tiene tan atolondrado.

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