jueves, 21 de mayo de 2009

CRUDA IRREALIDAD

Mis manchitas de colores están de regreso. Poco a poco, ellas mismas fueron recuperando su brillo y dejaron atrás los días de monocromático desdén.
Apenas se descubrieron sanas, comenzaron a brincar por todos lados, a enredarse en el poco pelo que me queda, jugaron con los colores del televisor, entraban y salían del agua del retrete (tuve que sacarlas de ahí, cerrar el baño y poner una toalla bajo la puerta), se metían entre las hojas de mis libros y no daban tregua a un tierno bullicio que ya extrañábamos tanto ellas como yo.

Al poco rato quede dormido con la televisión prendida, más por cansancio que por ganas de soñar. Después, sucedió algo que nunca había visto...




...por la mañana al despertar, caminé somnoliento a la cocina como todos los días para abrir el refrigerador y cerciorarme de que seguía tan vacío como lo había dejado la noche anterior. Sin embargo, esta vez en lugar de las paredes pálidas y un bote de salsa medio vacío, me encontré con que su interior estaba todo salpicado, como si se hubiera llevado a cabo una convención de colores y éstos hubieran estado discutiendo toda la noche hasta cansarse.

Pensé que mis ojos, hinchados de sueño y renuentes a la luz, eran los culpables de la confettiesca visión, pero al cerrar la puerta del enfriador, caí en cuenta de que todas las paredes de mi apartamento estaban igual.

Después miré los sillones, el piso, las puertas, los cuadros, las fotos, la mesa, el espejo del baño (éste estaba más densamente cubierto de colores salpicados), los platos del secador, la apestosa ropa en el cesto, la vieja alfombra de la habitación que sirve de estudio, el librero, mis juguetes, en fin... todo había sido cubierto por una especie de vómito multicolor.

Al final descubrí que mis manchitas de colores habían tenido una suerte de fiesta brutal al encontrarlas a todas dormidas y amontonadas bajo mi cama. Tiradas, exhaustas, crudas de felicidad.

Cerré la puerta y me alejé despacio sin hacer ruido. Ellas siempre hacen lo mismo cuando yo amanezco igual.

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