domingo, 4 de abril de 2010

Ladrón

Media tarde.

Rumeaba por la alacena olvidada de la cocina sin saber qué estaba buscando ni qué iba a encontrar.

Moví bolsas de arroz, frijol, conservas y demás alimentos casi vitalicios.

Tal vez los restos secos multicolor que dejan las manchitas por donde andan, me llevaron a asomar la cabeza en esa mini bodega de granos y latas...

Descubrí que es un lugar especialmente apreciado por ellas para atesorar cosas.

Había velas, botones, tapas de colores, envolturas de chocolates, una canica, un calcetín de rombos (????), pilas inservibles, trozos de hilo acomodados (por tamaño y color) en una madeja cuidadosamente elaborada, un cerillo vivo y uno muerto, un dejo de cuerda de guitarra, un corcho, migas de coco rayado, pedacitos de alambre...

Y al fondo, detrás de todo el altar de fruslerías, estaban mi matera y mi bolsa de mate escondidas. Cuidadosamente las deslicé hacia mi...



¿¿¿Por qué siento que les estoy hurtando???

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