martes, 6 de abril de 2010

Teléfono estéril

Estoy a menos de trece días de dejar la ciudad.

Necesito acomodar todo para que mi estancia en Mil Kilómetros al Norte no se distraiga regresando la cabeza para ver si todo está bien, o al menos igual...

Dejaré atrás (en estricto orden de no importancia):

Documentos, cuentas por cobrar, horarios, rutinas, cuentas por pagar, mis dos almohadas, un espejo sin reflejo, ruidos en la noche, fotos de callejones, un cuadrito verde en una azotea del centro, un árbol gordo que me cura, un fantasma, muchas tardes hermosas de tormenta, una sucursal bancaria, un cafetín con reloj de péndulo, un seven-eleven, muchos domingos de fútbol, una pesadilla recurrente, un asiento en el estadio, varias comidas familiares, una acuarela, una fiesta sorpresa, un vaso con agua sobre la mesa, una maleta vacía con destino a Nueva York y un estéril número telefónico al que nunca nadie ha llamado...

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