miércoles, 24 de marzo de 2010

El corazón en casa

Me subí a un camión con dirección al norte para viajar mil kilómetros sin voltear a ver el camino que dejaba, simplemente cerré los ojos y me fui de a poco desprendiendo de pensamientos insulsos e insalubres que no tiene caso describir aquí.

Las letras de un libro viejo se encargaron de llevarme durante varias horas a lugares donde no sentía rencor, tristeza ni desolación.

Quien escribió ese libro viejo, parecía conocer perfectamente bien el alma de los poetas que no nacieron para hacer poesía, pero cuya capacidad para sentirla, es infinitamente mayor a la de los "doctores corazón", esos seres vacíos que "curan" con palabras a la medida, charlatanes que trafican con la vulnerabilidad de las almas heridas.



-o-

El agua donde solía reposar mi corazón, que hasta hace un par de días era turbia y pestilente, ayer amaneció muy clara y pura..


decidí dejar el corazón en casa,

lejos de mí,

que no lo he dejado descansar.

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