lunes, 15 de marzo de 2010

Hoy amaneció tristemente nublado.

Aire, mucho aire...

Vientos que arrastran las esquirlas de un alma fracturada y cansada de decir, escuchar, esperar y sentir que existía un alma melliza flotando cerca.

Infinitivos que amedrentan con volarme la cabeza desenvainando rencorosos el filo del desprecio,
el más peligroso, el incompasivo... el mortal.

Hay en el aire agua sucia a punto de condensarse que respiro mediante poros tapados de odio antes de dejarla llover.

La virtud es perecedera y el amor es su hermano mayor.





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