martes, 16 de marzo de 2010

No se puede quejar

He decidido mudarme al lado tibio de mi casa,

dormir en la habitación contigua,

donde se acoraza el sol toda la mañana y por la tarde puedo caminar descalzo sin tiritar,

en donde las paredes no amenazan constantemente con desaparecer y dejarme dormido a la intemperie...

Mi pecho me reclama paz.

Mi corazón no puede ni quejarse.



No hay comentarios: